¿Cómo puedo saber si mi hijo tiene autismo?

El trastorno del espectro autista (TEA) es una condición de origen neurológico que afecta a las áreas del cerebro que intervienen en la comunicación y en la interacción con el entorno.
Dicha condición implica problemas para comprender a los demás y para expresarse. Ejemplos de estas dificultades pueden ser:
- Problemas para entender mensajes que se transmiten de forma verbal
- Dificultad para extraer el significado completo de una frase
- Dificultades para comprender el significado no literal del lenguaje: bromas, metáforas, ironías o dobles sentidos
- Dificultades para interpretar la comunicación no verbal: contacto ocular, gestos, postura corporal o expresiones emocionales
- No utilizar un lenguaje ajustado a la situación
- No saber cómo iniciar, mantener o terminar una conversación
- No poder identificar los temas que son adecuados en función del contexto o del interés de la persona con la que se habla
Asimismo, la interacción social también se ve afectada, dando lugar a acercamientos sociales inusuales o inadecuados. Estas dificultades pueden afectar en mayor o menor escala según el tramo del espectro del que hablemos y engloba:
- Problemas para adaptar el comportamiento a distintos contextos
- Dificultades para comprender las reglas sociales no escritas que regulan las relaciones interpersonales
- Dificultades para comprender las emociones, los deseos o las intenciones de otras personas, y utilizar este conocimiento en la interacción social
- Dificultades para expresar emociones de forma ajustada al contexto
- Flexibilidad de comportamiento y de pensamiento: dificultades para amoldarse a las demandas de los diferentes contextos sociales
- Resistencia a cambios en la rutina
- Necesidad de apoyo para saber cómo enfrentarse a situaciones desconocidas
- Repertorio limitado de intereses, muy intensos y específicos, que focalizan la atención y el comportamiento de la persona e interfieren en su vida diaria
- Patrones de comportamiento rígido y repetitivo
Por otro lado, la respuesta a estímulos sensoriales suele ser distinta a las personas que no presentan esta condición, con hipo o hipersensibilidad en función del estímulo y el individuo:
- Malestar intenso ante determinados sonidos, olores, luces, sabores o texturas específicas, que pueden pasar desapercibidos para las otras personas
- Interés inusual en aspectos sensoriales del entorno, como puede ser insistencia por oler o tocar determinadas cosas o la fascinación por luces, objetos brillantes o que giran
- Indiferencia aparente al dolor o a la temperatura
- Búsqueda de estimulación mediante actividad física; por ejemplo, balancearse, correr en círculos, tumbarse en el suelo para percibir las vibraciones…
Los niveles del autismo
Aunque las personas con TEA comparten unas características comunes, cada una de ellas es distinta a las demás y manifiesta diferentes capacidades, intereses y necesidades, que varían según la historia de vida y los apoyos a los que la persona tiene acceso. Es muy importante valorar el grado de gravedad del trastorno del espectro autista y si hay otra condición añadida (discapacidad intelectual, trastorno por déficit de atención e hiperactividad, , etc.) para realizar un correcto diagnóstico y abordaje. Por este motivo, el manual diagnóstico DSM-5 clasifica el TEA en tres niveles, en función del grado de apoyo que cada persona necesita para desenvolverse en su vida diaria.
Estos niveles permiten a los profesionales personalizar los tratamientos e intervenciones, adaptándolos a las necesidades específicas de cada persona. Esta clasificación no implica una jerarquía de “gravedad” en sentido estricto, sino que proporciona una orientación sobre el tipo y la intensidad del apoyo requerido en dos áreas clave: la comunicación social y los patrones de comportamiento restringido o repetitivo.
Comprender estos niveles es fundamental no solo para el diagnóstico clínico, sino también para promover una atención integral, respetuosa y centrada en la persona. A continuación, detallamos las características de cada uno de los tres niveles del espectro autista, desde aquellos que requieren un apoyo más leve hasta quienes necesitan asistencia intensiva y continuada:
¿El autismo es hereditario?
El TEA afecta al 1 % de la población aproximadamente. Aun así, la cantidad de niños que reciben el diagnóstico en la actualidad está aumentando. Considerando la complejidad del trastorno y el hecho de que los síntomas y la gravedad varían, probablemente haya muchas causas. Tanto la genética como el medio ambiente influyen en la aparición y desarrollo del autismo.
¿Puede adquirirse el autismo tras el parto?
Es poco probable que se adquiera tras el parto, ya que el factor genético es determinante en la mayoría de los casos pero puede darse el caso que algún daño neurológico como un ictus o enfermedades de la sustancia blanca cerebral den lugar a conductas en el niño muy similares al autismo.
¿Qué factores externos pueden influir en el autismo?
Existen múltiples factores externos estudiados que pueden influir positiva o negativamente en el desarrollo del TEA como la estimulación precoz, el uso de pantallas, la dieta o el uso de fármacos.
El diagnóstico del autismo debe realizarse en una consulta de neurología, psiquiatría o neuropsicologia especializada, donde se realizará un estudio neurocognitivo con escalas específicas para el diagnóstico de TEA. Posteriormente al estudio neuropsicológico, deben realizarse pruebas médicas complementarias, como los estudios genéticos, para finalizar el diagnóstico.
Los tratamientos actuales buscan reducir los síntomas que interfieren en el funcionamiento diario y la calidad de vida. Es fundamental un diagnóstico precoz y preciso por parte del neuropediatra para abordar las dificultades del día a día y dar respuesta a muchas de las inquietudes que presentan los progenitores.
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