El cáncer colorrectal, que engloba el cáncer de colon y cáncer de recto, es un grave problema de salud pública que afecta cada año a más de 30.000 individuos en España y es la segunda causa de muerte por cáncer después del de pulmón en hombres y mama en mujeres. La gran mayoría de estos casos son esporádicos, es decir, están causados principalmente por una acumulación de factores ambientales entre los que destacan el tabaco, el alcohol, ciertos alimentos o el sedentarismo. Entre estos factores hay algunos en los que podemos actuar para reducir el riesgo de padecer este tipo de cáncer, como disminuir las grasas animales y aumentar la fibra en nuestra dieta, evitar el sedentarismo y la obesidad o no fumar. En cambio, hay otros factores en los que no podemos influir como es la edad: más de un 90% de los tumores en el colon se diagnostican a partir de los 50 años y pueden ser fruto de mutaciones genéticas que se producen en nuestras células a lo largo de la vida. Otros factores que predisponen a este tipo de cáncer es manifestar enfermedades inflamatorias intestinales crónicas como el Crohn o la colitis ulcerosa.
Más allá de todos estos casos descritos anteriormente y que, repetimos, se consideran esporádicos, se calcula que alrededor del 30% del global del cáncer de colon y recto viene determinado por algún tipo de herencia familiar. Esto significa que ciertas variantes genéticas se transmiten a lo largo de las generaciones aportando a los individuos afectados un riesgo superior a padecer cáncer a lo largo de su vida comparado con el resto de la población. Aproximadamente un cuarto de estos casos corresponden a los llamados síndromes de predisposición genética al cáncer colorrectal para los cuales están muy bien definidos los genes causantes de la predisposición y su patrón de herencia asociado. En general, las variantes que afectan estos genes presentan alta penetrancia, lo que significa que aportan un riesgo muy elevado a presentar la enfermedad. Entre los más comunes de estos síndromes se encuentran el síndrome de Lynch y la poliposis adenomatosa familiar (FAP, del inglés familial adenomatous polyposis).El síndrome de Lynch, también conocido como cáncer colorrectal hereditario no polipósico es el síndrome más frecuente de cáncer de colon y recto hereditario, englobando entre el 2 y el 3% del total de este tipo de cáncer y con una prevalencia estimada de 1 cada 440 individuos en la población. Los individuos afectados por este síndrome presentan una predisposición genética a padecer no sólo cáncer colorrectal, sino también otros tipos de tumores como, por ejemplo, de endometrio en mujeres. La gran mayoría de variantes que causan el síndrome de Lynch afectan a un grupo de genes encargados de reparar errores en el ADN como son MLH1, MSH2, MSH6 y PMS2. El estudio genético para el diagnóstico molecular del síndrome de Lynch está indicado para individuos que cumplan una serie de criterios que han sido establecidos y revisados por expertos internacionales. Entre estos requisitos se encuentran:
- Haber estado diagnosticado de cáncer colorrectal antes de los 50 años.
- Haber presentado más de un cáncer colorrectal o asociado a síndrome de Lynch sin importar la edad de aparición.
- Presentar uno o más familiares de primer grado con presencia de tumor asociado a síndrome de Lynch y con uno de los tumores diagnosticados antes de los 50 años de edad.
Por otro lado, la FAP es el segundo síndrome más común de cáncer colorrectal hereditario, representando el 1% del global del cáncer de colon y recto y con una prevalencia de 1 cada 10.000 individuos en la población. En este caso, la causa genética se debe a variantes en el gen APC, un conocido gen supresor de tumores. A diferencia del síndrome de Lynch, los individuos afectados por la FAP manifiestan entre cientos y miles de pólipos adenomatosos, un tipo de lesión benigna en la pared del colon, a partir de la segunda década de la vida. Estas lesiones, con el tiempo pueden convertirse en tumores malignos, con lo que los pacientes afectados tienen un riesgo mucho más elevado de padecer cáncer que la población no afectada por esta enfermedad. De hecho, los pacientes portadores de mutaciones en el gen APC tienen un riesgo cercano al 100% de padecer cáncer de colon o recto si no se realiza ninguna acción preventiva.Los análisis genéticos para ambas condiciones, síndrome de Lynch y PAF, así como para los demás síndromes que predisponen al cáncer colorrectal, son claves para poder determinar el riesgo de desarrollar cáncer en pacientes afectados o familiares de los mismos. Una vez confirmado el diagnóstico genético, el genetista podrá ofrecer al paciente el asesoramiento correspondiente que permitirá establecer medidas preventivas con el fin de no desarrollar el cáncer o, en su defecto, de detectarlo en sus fases más iniciales, momento en el cual el tratamiento será mucho más efectivo.